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Introducción

La próxima frontera: el desarrollo humano y el Antropoceno

Hace 30 años, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) creó una nueva forma de concebir y medir el progreso. En lugar de utilizar exclusivamente el producto interno bruto (PIB) como medida del desarrollo, el PNUD clasificó los países del mundo según su nivel de desarrollo humano, examinando si las personas que viven en cada país tienen la libertad y la oportunidad de llevar la vida que desean.

El Informe sobre Desarrollo Humano 2020 apoya la hipótesis de que la capacidad de actuación y el empoderamiento de las personas pueden impulsar las medidas necesarias para que vivamos en equilibrio con el planeta y en un mundo más justo. El Informe pone de manifiesto que nos encontramos en un momento sin precedentes en la historia, en el que la actividad humana se ha convertido en una fuerza dominante que afecta a los procesos clave del planeta. Estos efectos interactúan con las desigualdades existentes y amenazan con revertir el desarrollo de manera significativa. Para cambiar esta trayectoria se requiere una gran transformación en nuestra forma de vivir, trabajar y cooperar. El Informe explora cómo ponerla en marcha, utilizando diferentes enfoques.

La crisis climática. El colapso de la biodiversidad. La acidificación de los océanos. La lista es larga y no deja de crecer. Tanto, que muchos científicos creen que, por primera vez, el planeta ya no influye en los seres humanos, sino a la inversa. Es lo que se conoce como Antropoceno —la Edad de los Seres Humanos—, una nueva época geológica.

Pese a que la humanidad ha logrado un progreso increíble, ha descuidado la Tierra, provocando una desestabilización de los sistemas de los que depende su supervivencia. La Covid-19, que casi con seguridad pasó de los animales al ser humano, nos permite atisbar nuestro futuro, en el que las tensiones que experimenta el planeta reflejan las que afrontan las sociedades. Al cabo de unos meses, este virus amenazaba con revertir el desarrollo humano y ponía en evidencia las debilidades de los sistemas sociales, económicos y políticos.

Aunque los devastadores efectos de la Covid-19 han atraído la atención del mundo, otras crisis superpuestas —desde el cambio climático hasta el aumento de las desigualdades— siguen pasando factura. El desequilibrio planetario y social plantea desafíos interrelacionados que interactúan en un círculo vicioso, agravándose mutuamente.

¿Cómo debemos reaccionar ante esta nueva era? ¿Conviene aventurarnos en nuevos caminos tratando de proseguir con el desarrollo humano, pero aliviando las presiones planetarias? ¿O preferimos tratar de volver a la situación anterior y, en última instancia, fracasar en el intento y lanzarnos hacia un porvenir peligroso y desconocido?

El presente Informe sobre Desarrollo Humano respalda firmemente la primera opción, y los argumentos que se presentan en él van más allá de un simple resumen de las listas bien conocidas de tareas que se pueden llevar a cabo para lograr ese objetivo.


La Parte I del Informe consta de tres capítulos en los que se tratan de manera secuencial las perspectivas analíticas, empíricas y normativas de la relación entre el desarrollo humano y el Antropoceno. La Parte II analiza las implicaciones de todo ello para la acción, exponiendo tres impulsores clave del cambio: las normas sociales, los incentivos y el desarrollo humano basado en la naturaleza. La Parte III propone nuevos parámetros, incluido un ajuste del Índice de Desarrollo Humano para tener en cuenta las presiones planetarias.

Estructura del Informe sobre Desarrollo Humano 2020
Portada Parte 1

Parte I

Replantear el desarrollo humano para el Antropoceno